Al final del paseo marítimo de Ribes Roges, en el núcleo urbano de Vilanova i la Geltrú, se encuentra el yacimiento arqueológico de Darró o Adarró. En época ibérica fue uno de los poblados más importantes de la cultura cosetana, y durante el Imperio Romano fue una de las principales villas de la zona.
Hoy es un conjunto arqueológico visitable donde los adultos pueden revivir la historia de Vilanova y los pequeños disfrutarán con las actividades familiares. Nos lo explica Joan Garcia Targa, apasasionado arqueólogo contratado por el Servicio de Patrimonio Arqueológico Local de la Diputación de Barcelona que podréis conocer en persona si vais a alguna de las visites gratuïtes que hace todos los fines de semana y festivos en Adarró. También podéis concertar con él alguna visita entre semana.
¿Cuál és la historia de este yacimiento?
El yacimiento de Adarró se descubrió a finales de los setenta o principios de los ochenta del siglo XX. A raíz de la construcción de unos apartamentos primero se hicieron una serie de hallazgos de unos restos de enterramiento romano. Más adelante, a mediados de los ochenta, con la construcción de otros bloques de apartamentos empezaron a salir restos constructivos pertenecientes a un poblado ibérico.
¿Qué instituciones se cuidan actualmente del conjunto arqueológico?
Al final esta parte ibérica la acabó comprando la Diputación de Barcelona, que le da mantenimiento y organiza las visitas. También hay una parte de propiedad municipal, que es una parte ibérica pero con un asentamiento romano encima. Dentro del mismo yacimiento tenemos una parte privada, el Xalet del Nin en el cerro de Sant Gervasi. Actualmente, se hacen bodas y eventos, y se han rodado películas de miedo… De vez en cuando también lo visitamos, porque cada vez que se han hecho obras en el Xalet o en su jardín han salido restos íberos. Por lo tanto, el yacimiento de Adarró es mucho más extenso que la parte que se visita.
¿De qué época datan las diferentes ruinas de Adarró?
Sabemos que la parte más alta, en la zona del Xalet del Nin, es la más antigua. Allí hemos encontrado cerámicas de los siglos V a IV antes de Cristo. Son cerámicas de origen griego que llegan aquí a Vilanova Adarró por medio del comercio con Empúries. Y a partir del siglo IV se empiezan a establecer en la vertiente de la colina que corre paralela a la línea de la costa, que en aquel momento se encontraba 150 metros más lejos. Allí había un tipo de zona industrial. Durante las excavaciones se vio que había un barrio de herreros y un barrio de ceramistas, es decir que estaban organizados cómo si fueran gremios medievales, según las actividades laborales que hacían.
¿Cuándo llegan los romanos?
Todo este poblado ibérico continúa hasta el siglo I antes de Cristo, que es cuando Adarró empieza a tener una ocupación romana y el poblado ibérico se abandona. Los romanos construyen encima de una parte del que había sido el poblado antiguo. Empiezan a construir lo que se llama una villa romana, que es un tipo de masía, para entendernos. En ella hay hornos para hacer ánforas y envasar el vino que producían por esta zona, hay almacenes, prensas… toda una instalación industrial o preindustrial. Las villas romanas eran básicamente centros de explotación vitivinícolas. Y como que este negocio funciona muy bien, al cabo de un tiempo el propietario podía acceder a una serie de bienes y de herramientas de construcción y de espacios que no estaban al alcance de todo el mundo. Esto se puede ver en una parte que se restauró en 2017. Ya cuando se hizo la vía del tren en 1880 aparecieron columnas, capiteles, fragmentos de mosaicos… toda una serie de elementos que indican que había un espacio con cierto lujo. Es una villa de algún señor que debía de tener una primera residencia en Tarragona o en Barcelona. Seguramente tenía un “masover” o algún encargado que le explotaba el terreno, la viña, el olivo, los cereales… y él venía de vez en cuando a recoger los beneficios.
Los niños pueden disfrutar de la visita ensuciándose las manos en un taller de construcción tradicional y una actividad de introducción a la arqueología.
Ahora ofrecéis talleres familiares pensados para los niños y niñas. ¿En qué consiste la actividad de construcción?
Se llama “Construimos como los íberos de Adarró”. Consiste en hacer muros de “tovot”, mezclando arcilla con paja y agua. Los niños se ensucian que no veas, pero se lo pasan muy bien. Construyen un poco como lo hacían los íberos. Meten esta arcilla con agua y paja dentro de unos moldes y hacen un tipo de baldosas o ladrillos de arcilla que con dos tres días de sol se seca y se endurece. Este era el material y la manera de hacer de los íberos de aquí en Adarró. Hoy cuando haces la visita lo que ves son los restos de las casas. Hay una calle donde las casas estaban hechas una parte de piedra, que es la que se ha conservado, y el resto, es decir las paredes, el techo y hasta una primera planta estaban hechos de arcilla, de “tovot”. Todo esto no se ha conservado, y lo que vemos es como el esqueleto, como la cimentación de las casas. Llegan hasta un metro veinte como máximo, pero serían mucho más altas.
¿Y el taller “Arqueólogo por un día”?
Tenemos un “sorral”. Es decir, un rectángulo donde hemos puesto arena especial y una cuadrícula. Y hemos enterrado allí una serie de réplicas. Explicamos a los niños un poco el método ecológico, para que no se limiten a hacer agujeros, sino que vayan bajando a poquito a poquito… Y a partir de los objetos que encuentran y según la forma que tienen comentamos cuál podría ser su función y hablamos de la vida cotidiana en la antigüedad. También les explicamos qué tipo de piezas encontramos en las excavaciones y de donde provienen: Ibiza, Cartago, Grecia, Roma… Hay que destacar que estos talleres se efectúan gracias a la colaboración desinteresada de Josep Carbonell Vidallet, jubilado y estudiante de Humanidades de la UNED que derrocha una gran pasión y empatía con los niños y no tan niños.
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¿En qué podríamos decir que se diferencia Adarró de otros yacimientos del Garraf o de Catalunya?
Es un lugar que tiene una continuidad de uso, es decir, está ocupado desde el siglo V antes de Cristo, en época ibérica, hasta el siglo VI después de Cristo. Es decir, durante más de mil años vivió gente allí. Otro aspecto interesante es el comercio. En las excavaciones han ido saliendo objetos de producción propia de Adarró, como cerámicas, vasos, joyas, cazuelas, ánforas, jarras… Y también objetos que vienen de otros lugares del Mediterráneo: Griegos, ibicencos, cartagineses, italianos, del sur de Francia y otras zonas de la península Ibérica, de la Bética y Andalucía, sobre todo.
¿Cómo identificamos el origen de cada objeto?
La cerámica es un invento fantástico que parece que esté hecho por los arqueólogos, porque desde el neolítico ha ido cambiando de técnicas de elaboración, y también tiene una vertiente iconográfica y decorativa. Es un objeto cotidiano que llega prácticamente hasta hoy en día y ha seguido modas a lo largo del tiempo. Por ejemplo, en época griega estaban sobre todo barnizadas de color negro, con unas figuras espectaculares y una calidad brutal. Todo esto está muy bien estudiado en Grecia y en otros yacimientos de países europeos, y se puede precisar mucho si una pieza es de la primera mitad del IV o de la segunda mitad del III, porque seguían unas modas y unos temas muy concretos. Después, en época romana, la cerámica pasa de los colores negruzcos a un tipo rojizo anaranjado de color chocolate que se llaman “sigil·lades” porque a veces llevaban un sello de alfarero. Tienen mucha menos calidad que las piezas griegas, que son increíbles, pero tenían mucha más difusión, porque los romanos lo hacían todo en plan industrial. En determinadas épocas se ponía de moda decorar con conejos o con gladiadores o con escenas eróticas… Y estos lapsus de tiempos están muy bien precisados, con márgenes de veinte años.
¿Hay alguna pieza que sea especialmente emblemática de las que se han encontrado en Adarró?
Aquí se ha descubierto de todo. De restos ibéricos se ha descubierto un altar pequeño donde hacían la cremación ritual de perfumes. De época romana se ha descubierto por ejemplo un fragmento de reloj de sol, y hace unos años, en 2018, encontramos lo que se llama una ofrenda de fundación. Los romanos, igual que otras muchas culturas de la antigüedad, cuando hacían una obra nueva o una reforma de una casa importante, hacían una ofrenda. Enterraban una jarra de cerámica muy sencilla con un huevo de gallina adentro. Porque el huevo de gallina era un símbolo, un elemento relacionado con la fertilidad. Y en este entierro hacían un ritual con que pedían ayuda a los dioses y los antepasados para que aquella casa funcionara bien: Que las tierras fueran fértiles y tuvieran una buena producción, que las mujeres de la familia también fueran fértiles… La particularidad de esta jarra que descubrimos en 2018 es que salió prácticamente entera, excepto por un golpecito, y había más de medio huevo conservado. Pero lo más interesante es que, al limpiar la parte exterior, salió un grafito en griego con el nombre de una persona: Estefanos.
¿Por qué está en griego y no en latín?
En época romana la gente que tenía mucho dinero ponía a sus hijos profesores de origen griego. Cuando Roma conquista Grecia a mediados del siglo II antes de Cristo, llegaron a Roma muchos esclavos cultos, y muchas familias los pusieron a cargo de sus hijos. Les enseñaban matemáticas, literatura, filosofía y griego.
¿Quién podría ser este Estefanos?
Nosotros tenemos dos hipótesis. Una, que fue el propietario o el hijo del propietario de la villa romana. Hay una segunda hipótesis que es más romántica pero poco probable, que es que fuera un esclavo de confianza, un profesor. Y que, al acabar de hacer el ritual de aquella ofrenda, la familia le pidiera a este señor que acabara de enterrar la pieza. Y Estefanos, con una espátula, habría escrito su nombre antes de enterrarla. Esta hipótesis es más romántica, pero es menos posible.
El topónimo Darró o Adarró proviene de la lengua indoeuropea y hace referencia a dos accidentes geográficos: el “pequeño cerro” de Sant Gervasi, y “el agua en movimiento” de los humedales que había antiguamente en la zona.
¿Dónde se exhiben las piezas encontradas en Adarró?
Hay una parte que está en el Museo Víctor Balaguer de Vilanova i la Geltrú, que es básicamente una pinacoteca pero, también alberga una miscelánea de colecciones de todo signo de China, India, Filipinas, América Central, Egipto… Y entre estas colecciones hay una vitrina con piezas de Adarró.
¿Existen planes de seguir con las excavaciones en Adarró?
Junto con Ampurias, Ullastret y Olèrdola, Adarró es uno de los yacimientos catalanes que se lleva excavando de forma continuada durante más tiempo. Desde que se descubrió a finales de los setenta prácticamente se ha excavado ininterrumpidamente. La última campaña fue un campo de trabajo en 2019. En 2020 y 2021 quedó cortado por el COVID-19. Y este año supongo que sí que podemos volver a poner en marcha las excavaciones.
El poblado ibérico y la villa romana de Darró o Adarró, se extiende por el final del paseo marítimo de Ribes Roges, a ambos lados de la vía del tren, y por el cerro de Sant Gervasi.
Actualmente, es visitable una parte de los restos ibéricos situados al pie del cerro. Corresponden básicamente a un barrio artesanal que tuvo la actividad más grande los siglos II y I aC. Hay una calle principal con aceras de piedra y porches. En ambos lados hay una serie de edificios donde la planta baja estaba dedicada a la actividad artesana y en el primer piso se situaban las viviendas.
En la finca contigua se puede visitar también la parte urbana de la villa romana establecida a comienzo del siglo II dC.
Además, el conjunto arqueológico organiza una serie de actividades extraordinarias como recreaciones históricas (Noche de los Museos, fin de semana Ibérico o Jornadas Europeas del Patrimonio), visitas escolares y otros colectivos, visitas al Xalet del Nin… Todas estas iniciativas promovidas por la Diputación de Barcelona y el Ayuntamiento de Vilanova son gratuitas.
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