El fenómeno de los indianos estuvo extendido por muchas poblaciones del litoral catalán, y en Vilanova i la Geltrú fue especialmente intenso. La ciudad tuvo el índice más alto de emigrantes a América, y algunos de ellos regresaron para dejar una gran riqueza patrimonial y cultural.
Desde finales del siglo XVIII y durante todo el siglo XIX, la ciudad vivió una auténtica fiebre americana. El sueño de forjar una fortuna llevó a muchos jóvenes a cruzar el océano para probar suerte en las colonias, sobre todo en Cuba. De ahí viene el nombre popular con el que sería conocida Vilanova i la Geltrú en aquellos años: La Habana Chica.
La aventura americana empezaba con pocos recursos y muchas ilusiones, pero algunos de aquellos vilanovins lograron hacer fortuna y acabaron volviendo al cabo de veinte o treinta años. Así nació el mito de las fortunas americanas y los tíos ricos en América.
Una vez de vuelta, aquí fueron conocidos como indianos o americanos, y eran fácilmente reconocibles por su indumentaria de trajes de lino y sombreros de ala ancha. Aquellos exitosos emigrantes retornados dejaron una huella indeleble en la ciudad de finales del siglo XIX y principios del XX. A día de hoy, el centro de la Vilanova actual todavía está lleno de edificios y monumentos que dan fe de la historia de los indianos.
Muchos inyectaron gran parte de su capital en la industria y las infraestructuras, también fueron grandes filántropos impulsores de obras de caridad y sociales, y algunos incluso se convirtieron en mecenas de artistas. Otros directamente inspiraron personajes de ficción, como Francesc Gumà i Ferran, en quien se basó Narcís Oller para escribir La Febre de l’Or.
Por todo ello, en una ruta urbana hoy sigue siendo muy visible la herencia indiana de Vilanova i la Geltrú: edificios públicos y privados de arquitectura colonial, el urbanismos de los parques, la plaza mayor porticada, la larguísima rambla, la red ferrofiaria, los nombres de plazas y calles…
En la Rambla de la Pau abundan las casas indianas, entre las que destacan Can Pahissa, Casa Cabanyes o el Foment Vilanoví.
En el centro de la Plaza de la Vila encontramos la estatua a su promotor, Josep Tomàs Ventosa i Soler. Curiosamente, el monumento tiene una réplica en la ciudad cubana de Matanzas, donde este hijo de Vilanova i la Geltrú se enriqueció y llegó a ser alcalde.
En el siglo XIX el hogar de descanso eterno era tan o más importante que la casa que se ocupaba en vida. No es de extrañar que Vilanova i la Geltrú tenga uno de los cementerios indianos más destacados de Catalunya, con suntuosas tumbas y panteones de los vilanovins que se hicieron millonarios allende los mares. En él reposan los restos, entre otros, del escritor y político Víctor Balaguer, el literato Manuel de Cabanyes, el pintor Joaquim Mir o el político y empresario Francesc Gumá
¡Conoce ahora la Vilanova indiana con una ruta a pie!
Las habaneras son la expresión musical del sentimiento de añoranza de los indianos por todo lo que ha vivido y dejado en las Antillas.
Vilanova i la Geltrú es una ciudad marinera y abierta al mar. Su puerto es uno de los más importantes de Cataluña, y un itinerario por su fachada marítima y las singulares casas de pescadores es clave para entender la ciudad de hoy.
El barrio marinero de Vilanova ha sido el escenario de algunos de los momentos más emocionantes de la historia de la ciudad, como los combates contra piratas y secuestradores terribles.
También ha sobrevivido a desastres como el Año de los Ahogados. Corría 1886 cuando una tempestad catastrófica hundió la mitad de las 20 parejas de barcas de arrastre que entonces faenaban en Vilanova i la Geltrú. Doce pescadores pudieron ser rescatados, pero 21 perdieron la vida, y el recuerdo de la tragedia ha pasado de padres a hijos entre las familias del barrio.
Un buen momento para disfrutar de la Vilanova marinera es durante la Semana del Mar, que se celebra en la última semana de junio. A lo largo de siete días, se celebran todo tipo de actividades relacionadas con el mar: exposiciones, talleres, conciertos, bailes y cocina marinera, como el tradicional concurso de “all cremat” (ajo quemado) con fogones de carbón.
La Semana del Mar culmina el día 29 de junio con la festividad de Sant Pere, cuando las embarcaciones pesqueras se engalanan para procesionar por el litoral de Vilanova.
Si queréis conocer la Vilanova marinera en cualquier momento del año, os proponemos un itinerario urbano por los lugares más emblemáticos del barrio marinero, el puerto y las antiguas casas de pescadores. La ruta urbana finalizará disfrutando de una copa de cava y de las vistas desde lo alto de la Torre Blava, una antigua torre de defensa de estructura circular que fue construida en el siglo XIX para proteger el barrio de mar de posibles ataques de tropas carlistas o de bandoleros. Hoy alberga una intervención artística de Josep Guinovart (1927-2007) que convirtió el espacio en un homenaje al mar Mediterráneo y sus gentes.
Otro hito marinero que no podéis perderos es el Espai Far, que está ubicado en el antiguo faro de Sant Cristòfol y alberga el Museo del Mar de Vilanova y la Geltrú, el centenario bote de salvamento de náufragos Víctor Rojas y el Museo de Curiosidades Marineras Roig Toqués.
La Geltrú es una villa con más de mil años de historia, más antigua que la propia Vilanova.
La Geltrú no es solo el apellido de Vilanova, ni un barrio más de la ciudad. Es una población con más de mil años de historia.
Antes de que existiera Vilanova, La Geltrú era una villa con su propia muralla y su castillo, habitado por un señor feudal que la leyenda dice que ejercía el derecho de pernada entre las jóvenes que iban a contraer matrimonio. Este abuso animó a las parejas a buscar asilo en las afueras de la vecina localidad de Cubelles, creando así un nuevo núcleo urbano que acabaría dando nacimiento a Vilanova.
Hoy, La Geltrú conserva un bonito casco histórico en el que destacan la plaza de la vila, sus callejuelas, la plaza Miró Montgrós y sí, el castillo de la Geltrú. Este hermoso edificio medieval fue construido entre los siglos XII y XV, y las sucesivas reformas le han dado un aspecto de casa señorial. En la actualidad alberga el Archivo Histórico Comarcal, Ironías de la historia, en su precioso patio interior se celebran actualmente matrimonios civiles.
En los alrededores del castillo, la calle de Arengaders recorre lo que antiguamente era la ronda de la muralla.
En La Geltrú encontramos el primer edificio de la ciudad, la primera calle, la primera iglesia, la historia de la familia que dio nombre a la población. ¿Quieres descubrir cuándo se unieron Vilanova i la Geltrú? ¿Si era peligroso vivir aquí? Te lo contamos en la ruta urbana La Geltrú milenaria.
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